El por qué del título
Cuando tenía 13 años leí un libro, de estos que te mandan en el instituto, que, en contra de lo que pensé en un primer momento, me gustó. De hecho, me encantó.
Cuando tenía 13 años leí un libro, de estos que te mandan en el instituto, que, en contra de lo que pensé en un primer momento, me gustó. De hecho, me encantó.
Hace poco volví a leerlo porque apenas me acordaba de la historia y quería revivir un poco lo que sentí la primera vez que lo leí (esa es una de las mejores cosas que se pueden hacer con un libro que te gusta: dejarlo aparcado para volver a disfrutarlo años después como si fuera nuevo =P ).
Y me gustó de nuevo, no tanto como la primera vez, pero me seguía pareciendo un buen libro :)
Y sí, de él saqué el título para este blog. De un fragmento que me trajo añoranza de cuando era más pequeña y os dejo aquí:
“La librería de viejo de Aurelio Roncali se llamaba Books Kingdom, o sea El Reino de los Libros, […] Sara tenía muchas ganas de ir a aquella tienda […]. Se la imaginaba como un país chiquito, lleno de escaleras, de recodos y de casas enanas, escondidas entre estantes de colores, y habitadas por unos seres minúsculos y alados con gorro en punta. El señor Aurelio sabía que vivían allí, aunque sabía también que sólo salían de noche, cuando él ya se había ido y apagado todas las luces. Pero a ellos no les importaba eso, porque eran fosforescentes en la oscuridad, como los gusanos de luz. Segregaban una especie de tela de araña, también luminosa, y se descolgaban por los hilos brillantes para trasladarse de un estante a otro, de un barrio del reino a otro. Se metían entre las páginas de los libros y contaban historias que se quedaban dibujadas y escritas allí. Su lenguaje era un zumbido como de música de jazz, pero en susurro. Para vivir en Books Kingdom la única condición era que había que saber contar historias.”(Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite)
Me recordó a cómo dejaba volar mi imaginación cuando era pequeña y a esa atracción ineludible que los libros ejercían en mí. Me hizo pensar en La historia interminable, en los gusiluz, en la portada de un libro que se me quedó grabada, en un personaje que subía y bajaba por túneles debajo de la tierra, en cierto vídeo que me había cautivado, cuyo protagonista era arrancado por un vendaval de todo cuanto conocía al estilo El mago de Oz...
Me trajo tantas cosas a la memoria que pensé: "este fragmento y el nombre de esta librería tengo que ponerlos en alguna parte para que otros los vean".
Y aquí está.
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